La península ibérica y el lobo ibérico

En primer lugar debo justificar la utilización del término península ibérica, pues solemos estar acostumbrados, más en estos tiempos, a recurrir al uso de gentilicios de carácter nacionalista, pero cuando hablamos sobre naturaleza las fronteras políticas dejan de tener sentido y entran en juegos otros elementos como las barreras físicas (no de origen humano) y se confirma que esa área territorial queda delimitada por ciertas fronteras no artificiales: el Océano Atlántico, el Mar Mediterráneo y los Pirineos.

A fecha de la escritura de este artículo y desde un punto de vista político y económico ambos países son democráticos y capitalistas. Dentro del capitalismo actual, bien calificado por Yanis Varoufakis como tecno-feudalismo debemos mencionar una nueva perversión que penetra de manera enmascarada en el entorno más íntimo de las personas y es en lo que quiero detenerme en un primer momento.

Cuando nace cualquier persona (animal humano) y consigue alcanzar la edad adulta (puede comportarse por obligación o de forma voluntaria como adulto antes de alcanzarla) de lo poco que dispone es de su cuerpo (aunque no siempre es así). Sin querer entrar en otras valoraciones, dado que nace en el seno de un sistema capitalista sólo tiene dos cosas para subsistir: vender su cuerpo (la primera autónoma) o vender su fuerza de trabajo para conseguir dinero con el que adquirir productos básicos y de lujo en algunos casos.

De otra parte una de las reivindicaciones de los neocapitalistas (eufemismo de fascista) es que recurriendo al antiguo concepto de pater familias subyugan a sus hijos y a la mujer en general. Consideran apropiado establecer el PIN parental y otras restricciones, porque son los padres (varones) los que deben tener el control total de lo que sucede en su feudo familiar. Resumiendo, es una invasión flagrante del entorno más íntimo y un abuso de poder.

Dicho esto, puede afirmarse que servicios como uber, cabify, airbnb son invasores de la intimidad de forma voluntaria o forzada, pues se comparte un espacio íntimo cuando se usa el propio automóvil como herramienta de trabajo o se comparte una habitación del hogar. En los extremos se admite la posibilidad subarrendar habitaciones, de alquilar el propio coche o en casos más dramáticos de alquilar una cama caliente.

Si el neocapitalismo parece haber invadido los espacios más íntimos, qué podremos decir de los públicos y, en especial, de los naturales. De algunos de los ellos se apropia descaradamente, con la connivencia de los políticos (cito el caso de Altri) o de forma sesgada para usarlos como vertederos o explotarlos sin contemplaciones mediante diversas estrategias. Una de ellas se denomina turismo (un 12,3% del PIB).

Retomando el concepto de espacio natural (público) y relacionándolo con la península ibérica hay que decirlo bien claro, una de sus características es que desde el punto de vista ecológico constituye un ECOTONO y que podríamos calificar como espacio privilegiado por ser un lugar de diversidad biológica y en muchos casos con gran cantidad de especies endémicas o si quiere expresar de otra forma exclusivas de dicha zona geográfica y, afortunadamente, es nuestro caso.

Constituye, por tanto, la península ibérica una zona geográfica de un patrimonio natural (animalia, plantae y fungi) incluidos el paisajístico y geológico de valor incalculable. A pesar de que muchas especies se han extinguido del territorio europeo (no ibérico) por diversos factores, (subyace en casi todos los antrópicos), no hemos sabido explotar dicha condición en el más puro sentido capitalista de la palabra, pues parece ser que es lo único que entienden.

Esto se confirma, principalmente, porque que ninguna de las autoridades ibéricas presentes y pretéritas en las instituciones europeas entiende el lugar en el que vive o no sabe defender el patrimonio nacional (que no son sólo edificios, costumbres, etc.). Lo voy a decir más claro: en estos momentos tenemos una vicepresidenta europea con responsabilidades en medioambiente (anteriormente ya ocupó un ministerio relacionado con eelo y lo que se expone).

¿Y todo estas explicaciones para qué? pues para defender una especie denostada por cierta literatura popular, por los políticos y por determinados sectores económicos, ciegos a una realidad que supera sus intereses capitalistas. Dicha especie se denomina canis lupus signatus (lobo ibérico).

Un animal demonizado injusta y perversamente hasta la saciedad a lo largo de la historia humana. Al cual se le han achacado poco menos que el origen de todos los males sociales (una especie villarejo).

Adicionalmente, se utiliza como adjetivo para calificar de forma completamente desatinada, con ciertos sesgos sexistas y no sexistas, actitudes y comportamientos humanos muy alejados de su realidad: lobo de Wall Street, el hombre es un lobo para el hombre o esa señora es una loba.

Fuera de las justificaciones que se han dado para su desprotección, lo que subyace debajo de las mismas es la ineptitud política a la hora de defender los derechos del lobo (me acojo a lo señalado por Bruno Latour: cuando el ser humano «nombra» los diferentes objetos, estos adquieren categoría política) o, la peor, la aceptación, por incompetencia o intereses crematísticos, de los argumentos de una de las partes (capitalista), que ven un negocio en su caza (vale la pena recordar el famoso caso del elefante africano abatido por una escopeta nacional).

Voy a citar dos fuentes relevantes, una sesgada y otra más científica que abordan un problema existente en este país y donde el lobo se lleva todas las culpas de lo que sucede. Es es problema de los perros asilvestrados del cual dan cuenta las dos fuentes que voy a citar: Jara y Sedal (con la que coincido sólo en el titular) y la del artículo publicado en Ciencias Ambientales.

No voy a ser yo quien niegue que algunas manadas de lobos matan o hieren de muerte ganado, al igual que hay víctimas mortales en las sociedades por ciertos comportamientos, calificados o no, como delictivos. Sin entrar en las causas de dichas muertes (no son asesinatos) y en las medidas preventivas que pudiesen tomarse para evitarlas o minimizarlas (con ayudas), lo que sí procede es menos burocracia y más acción, es decir, que se pague rápido y de forma justa una indemnización al ganadero afectado y luego se investigue de forma imparcial para determinar el origen y las medidas preventivas que fuese necesario implementar para disminuir o erradicar el problema: se determinaría si es pillaje, si no es el lobo y se crearían puestos de trabajo, y todo ello con dinero de la Unión Europea bien administrado.

Concluyo si tienes algún interés en defender a este valioso y hermoso depredador ibérico, te agradecería que firmaras en la campaña llevada a cabo por WWF en su defensa política.

Madrid: zona catastrófica

El alcalde de Madrid está planteándose la solicitud, para que la capital sea declarada zona catastrófica.

A la vista de los acontecimientos pasados y presentes, no sé cómo le asaltan las dudas. Tanto la gestión de la Comunidad como del Ayuntamiento han recaído en una colección de políticos manzaneros. Con ello quiero decir, imitando la nomenclatura de la famosa manzana mordida, iResponsables, iNcompetentes e iNútiles, esa especie de clase social comentada por Harari en sus libros y que al final encuentra, al menos en este país y sin que el autor siquiera lo intuyera, acomodo en la clase política.

Comenzamos con la culpabilización del ciudadano sobre el desarrollo y evolución de la pandemia (nietos homicidas, juventud irresponsable, etc.) y terminando por ser los agentes que desatascan y liberan los accesos de viviendas, hospitales… si quieren sobrevivir. Si los colectivos se autoorganizan y funciona en las situaciones de emergencia uno puede cuestionarse para qué sirven los políticos.

Es cierto que como miembros de una sociedad, todos, en mayor o menor medida, somos responsables de lo que ocurre (las consecuencias), por acción o inacción. Y es ahí donde está el quiz de la frase anterior, hay diferentes grados de responsabilidad, que ordenadas de mayor a menor, comienza por los políticos y termina en los ciudadanos. Aunque alguno de los aludidos comente que los ciudadanos eligen a sus representantes, por lo que son los últimos responsables. Frase típica de cierta intelectualidad, pero que se cae por su propio incoherencia.

La tan cacareada ciencia y los cuentificos son ignorados selectivamente acorde con la ideología y el interés partidista. Así, pueblan nuestras universidades <<primos de Rajoy>>, Aquilinos Polaino o elementos parasitarios.

La ciencia, no es neutral. Al igual que el resto de disciplinas del conocimiento están sujetas o cargadas de interpretaciones del mundo, tanto de forma consciente como latente o futura. Un descubrimiento puede dar pie a que se replanteen otros que culminen en lo que Thomas Kuhn denomina cambios de paradigma y que afecten a otras disciplinas o surjan nuevas interpretaciones del mundo.

Todos nos aferramos a lo conocido, aunque sepamos que falla, cuando no disponemos de una alternativa mejor o más completa. Pero lo que resulta reiterativo e inaudito es la capacidad de escurrir el bulto de nuestros políticos pasando el testigo a los de siempre, en una cadena que termina en el conserje, ujier… o el ciudadano de a pie.

Negar el incremento de los fenómenos extremos (tanto de frío/lluvia como de calor/sequía) propios de la etnia primo-rajoidiana. Negar u disfrazar la contaminación de Madrid, cambiando de lugar o emplazamiento los sensores. Afirmar que el incremento de la factura eléctrica sólo supondrá unos euros… (cuando hay gente que no tiene ninguno) es algo que debería tener repercusiones penales reales, pues las políticas se restringen a cambios de fachada, cual cromos (hay banquillo).

En definitiva, desde hace tiempo, Madrid, es, de facto, Zona Catastrófica y me importa 3x lo que piense la gobernación.

De osasuna, reyes y olas

Me resistí a comentar y anticipar cosa alguna sobre el mes de diciembre y el coronavirus, pues frente a la profunda fosa de incompetencia y cortoplacismo reinante en la casta política española aparece la vergüenza de los contagios con sus hospitalizaciones y muertes asociadas.

No siendo políticamente afín, me emocionó ver a una física nuclear llorando y criticando duramente la coraza social de insensibilización desarrollada por determinados estamentos sociales de todo tipo y condición.

Podemos constatar que no es un problema exclusivo de este país, se extiende por todo el continente europeo y al otro lado del charco, en algunos casos de forma palmaria y brutalmente menospreciado.

De otra parte, en estos momentos y fechas estamos hablando de un rey emérito otro rey <<mago borbónico>> de las finanzas y caracterizado por su irresponsabilidad legal, aunque suene raro, a oriental. Políticos defensores de tal irresponsabilidad, pues de casta les viene a los galgos, a pesar de que la misma es secante y no tangente a sus trayectorias y partidos:

A una se le calienta la boca a la hora de protestar y ofrecer soluciones caras (realmente derrochadoras) y a cual más pintoresca e imposible o incumpliendo claramente las tasa de vacunación esperable. A ciertos elementos reclamando medidas que han rechazado u otras cuyo objetivo dista de la salud pública. Y, terminando por los negacionistas (algunos pertenecientes al colectivo médico) y aquellos que responsabilizan a terceros (lavándose las manos), incluyendo a los extranjeros.

Todos, ante las cifras de la pandemia parecen ignorar que son responsables de las mismas, en mayor o menor medida, pero responsables. Exigiendo por inacción e incompetencia una nueva ola de esfuerzo a colectivos fuertemente castigados duramente en las olas anteriores: personal sanitario y trabajadores esenciales.

Es fácil y sencillo transferir la responsabilidad a terceros cuando uno de forma tácita se declara emérito (irresponsable) politico.

Causa pavor y rabia escuchar todos los días las cifras de contagios, hospitalizados y muertos como si eso fuese normal. Quizá la anormalidad es otro virus emérito muy contagioso que nos hace anormales.

No reniego de mi responsabilidad como ciudadano, la reclamo, al igual que la del resto de los ciudadanos, ello conlleva derechos y obligaciones, pero nadie puede ser un buen responsable hasta el punto que su economía le permita o un irresponsable le condicione la mera subsistencia. Si no se recomendaron mascarillas en cierto momento de la pandemia porque no había existencias en el mercado, tampoco tiene sentido decirle al ciudadano que sea responsable y se busque la vida como pueda a la hora de resolver sus problemas de subsistencia y salud diarios.

Es curiosa también la ola de peregrinos reclamados por la Xunta y la Iglesia en otro ejercicio de irresponsabilidad conjunta como ya ocurrió a lo largo de la historia entre el Estado y la Iglesia católica. Si hay una cosa que solicitar al santo es sentidiño, algo que no abunda en las capas políticas.

En fin, reclamo transparencia, asunción de la responsabilidad que les corresponde y exijo claridad, pedagogía y coherencia a los políticos en general y de este país en particular.

Osasuna.

El coronavirus no entiende de clases sociales

Dentro del lenguaje neoliberal se utilizan diversas técnicas para enmascarar la realidad e igualarnos a todos incluyéndonos en una misma y única clase social. Este tipo de falacias sociales y retóricas tienen este objetivo igualitario con el fin de ocultar dos realidades que los datos muestran en su análisis:

  1. La incidencia del coronavirus afecta en mayor número a las clases más desfavorecidas, porque no se diagnostican, porque no puedan cumplir determinadas recomendaciones, laborales, terapéuticas y medidas de confinamiento, etc.
  2. El resultado final del proceso infeccioso es claramente diferente si afecta a una persona humana de clase alta frente a una persona humana de clase baja y no digamos si se trata de un excluido social.

Ambos hechos pueden resumirse en cuántos Trump o Macron se infectan por cada currante y qué capacidad de aislamiento o terapia está accesible para cada uno de los representantes de la clase social seleccionados. Baste recordar que el presidente del gobierno M. Rajoy y su padre.

La muerte puede ser considerada democrática, por algunos, pues les sucede tanto a ricos como a pobres, pero en primer lugar algo que afecta a todos no es democracia, actúa sin distinción alguna, pero ni las condiciones previas y en el momento del óbito fueron idénticas y diría que tampoco las condiciones de vida han sido, ni por asomo, similares.

En definitiva, la muerte, al igual que la enfermedad ni es democrática ni igualitaria, pues hay muertes y enfermedades de ricos y muertes y enfermedades de pobres. Lo que sí es cierto es que uno de los mecanismos que puede contribuir a paliar esas desigualdades es un buen Servicio Público de Salud, permite una aparente igualdad vital. Es un servicio mayormente demandado por las clases menos favorecidas (son más propensas a accidentes laborales, malos hábitos alimentarios, dificultades de supervivencia, etc.) que las clases más pudientes.

Esta realidad no es una cuestión de ideología, es un hecho, que ciertas ideologías pueden intentar limitar o las opuestas agravar, aduciendo un falso criterio evolucionista (el famoso ¡que se jodan! Fabriano).

Recito para llorar

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.

Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.

Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.

Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.

Soledades me quita,
cárcel me arranca.

Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño el la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.