El 16 de noviembre se produjo el quinto desastre ecológico en las costas de Galicia en los últimos treinta años. A experiencia quizá no nos gane nadie, pero en cuanto a inútiles por institución afirmo que tampoco.
A pesar de la gravedad del desastre que se nos avecina, este Gobierno (el de Aznar) sigue empeñado en ignorar la magnitud del mismo.
Declaraciones del vigente ministro de defensa, Federico Trillo, revelan que se barajó la posibilidad de bombardear el Prestige. Sinceramente, creo que debería rectificar el blanco y eliminar la incompetencia de un bombazo militar e informativo.
La indignación que embarga a la mayoría del pueblo no se ve reflejada de ninguna manera. No se si es que esa mayoría a la que menciono conoce lo que realmente está pasando o se imagina lo que va a suceder en un futuro inmediato.
Además de la tragedia económica que todo ello representa y que pretenden minimizar con limosnas, por aquello de tapar los agujeros —ya lo podían haber hecho con los del barco— y la marea de muerte que provocará. No se si nos damos cuenta del prestigio perdido a pulso, gracias al empeño de los representantes del pueblo.
Según el refranero español «las desgracias nunca vienen solas». Ayer, un prototipo del avión de combate europeo cayó al suelo (no hubo desgracias personales), porque, repentinamente, se le pararon los dos motores. Habrá investigaciones sobre el desastre, pero a mi se me ocurre quizá la más obvia, falta de fuel.
No veo a nuestro presidente, ni a ninguno de sus ministros, capaz de sorber tanto fuel como para compensar la caída en sus indices de popularidad, aunque disponen de una gran «Botella» que podría contribuir a su solución definitiva. Si así no fuere, habría que legalizar el famoso botellón para acumular todas esas toneladas vertidas.
Para más información sobre el tema, se podrán consultar los siguientes enlaces:
Comenzando por la casa. Web de la Facultad de Biología de la UCM
Continuando con los afectados. Universidade de Santiago de Compostela y Universiadade de Vigo
Para terminar, un par de asociaciones ecologistas: SGHN y Adega