En relación con el ocho de marzo de 2018 me gustaría hacer partícipe al lector de ciertas reflexiones al respecto del papel de ciertas organizaciones políticas y sindicales denominadas mayoritarias, en el sentido de que tienen cierta presencia en la sociedad y en las instituciones políticas.
De una parte y analizando uno de los postulados Ignacio Sanchez Cuenca reflejado en su libro La superioridad moral de la izquierda, y que, personalmente extenderé al fascismo e independientemente de la superioridad moral o no de la izquierda. Podemos distinguir a dos tipos de fuerzas políticas: aquellas tendentes al cambio o aquellas tendentes al mantenimiento de lo existente o dicho en otros términos revolucionarios y conservadores en sentido amplio de ambos términos y con muchos matices, pero debo seleccionar un par de calificativos para referirme posteriormente a ellos en el texto.
Desde otro punto de vista más biológico, los sistemas, partiendo de los organismos microscópicos, recalando en los macroscópicos y terminando por el ecosistema Tierra, están sujetos a los principios físicos de la termodinámica y mas concretamente al segundo principio o de la entropía. Es decir, el mantenimiento del orden celular (interno) supone un gasto de energía y el mantenimiento del ecosistema tambien supone una inversión energetica de todos y cada uno de los elementos que lo componen; con intercambios más o menos complejos, atendiendo a las cantidades intercambiadas, a los diferentes elementos que lo componen (sus necesidades) y a la población existente en cada clase.
En definitiva, lo que quiero subrayar, trasladando este concepto a los ya explicados en el párrafo anterior, es que los revolucionarios invertirán energía para modificar el sistema sociopolítico, a priori, se les supone más cantidad, al igual que los conservadores, que se les supone menor inversión energética, pues parten de algo hecho y que deben sólo conservar.
Hasta cierto punto tendríamos una equivalencia entre lo que implica ganar unas elecciones desde el poder frente a ganar unas elecciones estando en la oposición. Se requiere menor inversión de energía (dinero y esfuerzo) para ganarlas, pues se parte de una posición diferente, que puede ser ventajosa, por los hechos realizados, o en otros aspectos más ocultos y que tampoco es necesario relatar. Aunque a pesar de hacerlo rematadamente mal, pueden ganarse unas elecciones si se dispone de diferente nivel de recursos y un rival de escasa calidad.
De otra parte y atendiendo a la primera ley de Newton: Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él.
Dicho de otro modo, si no se invierte energía el cuerpo se para, pues sobre el impactan determinadas fuerzas externas y en el caso de la sociedad podríamos distinguir tres casos: tendentes al equilibrio, entendido este como reposo, tendentes al avance (distanciarse de lo anterior) y en tercer lugar, las del avance retrógrado, (regreso a situaciones similares a las pasadas).
La segunda ley de Newton dice que la fuerza es igual a la masa por la aceleración, que trasladada a los hechos sociopolíticos equivaldría a que la importancia de un sujeto, organización, institución… social depende de su masa (número de elementos que lo componen) multiplicada por su aceleración (¿relevancia social?). De manera simple, podríamos indicar que a pesar de ser un concepto complejo compuesto por varios elementos y en diferentes proporciones, calculables directa o indirectamente, una primera aproximación sería: impulso revolucionario y recursos no biológicos disponibles. Véase la CEOE, poca masa, pero mucha aceleración.
Si analizamos la historia de los derechos humanos, me refiero concretamente a la consecución de los mismos, al menos de una forma declarativa o de principios, ha costado un esfuerzo importante llegar a su consenso, no es algo inmóvil, o no debiera serlo, y muchas veces dista mucho del papel (lo declarado) a la realidad existente. Citaré el caso de las vallas publicitarias de Ceuta y Melilla (parece que su eficacia lesiva contribuye a su venta a terceros, tiene bemoles llamarles concertinas, a no ser por lo gritos de dolor que causan) o el fomento del crecimiento de los bancos pesqueros a base de refugiados sirios y no sirios en el Mediterráneo; al paso que vamos, resultará que la contaminación del mar será de origen humano.
De otra parte y analizando los retos y logros de organizaciones como Avaaz o Change, se constata que problemas individualizados tienen sus repercusiones globales en el sentido de geográficas o extensibles a la población. Si las analizamos vemos que aquellas que afectan de forma global o que implican a instituciones poderosas (Bayer-Monsanto) conllevan un mayor esfuerzo y mucha mayor dificultad. Resumiendo, un derecho humano es más dificil de incorporar o aplicarlo en la práctiva que resolver un caso puntual.
Centrándonos en la fecha que nos ocupa y si hablamos de feminismo o para aquellos que odian este término de igualdad, nos referimos a uno de los derechos humanos y lo que resulta increíble es que una movilización intercontinental e internacional y por un derecho fundamental, que conlleva muchas modificaciones sociopolíticas y, todas parten de la educación, cuente con un apoyo ridículo, cutre… por parte de un partido político PSOE y dos sindicatos mayoritarios UGT y CC.OO.
Como persona y como varón me siento avergonzado, ridículo… por este hecho y si a ello le añadimos que hay un interés por robar protagonismo, citaré el titular de La Voz de Galicia:
UGT y CC.OO. hablan de «jornada histórica» y elevan a 5,3 millones el número de trabajadores que secundan la huelga. Rajoy, con lazo morado, dice que trabajará por la «igualdad real»
La situación se agrava. ¿Qué cojones tienen?, ¿los de Josep, los de Unai ¡y los de Mariano!?
Para teminar, y enlazando con todo lo expuesto en la introducción, disminuida la masa, disminuida la aceleración y con poca energía interna (dado el excesivo gasto en el mantenimiento de su orden interno) ignoran (definido alguno como obrero, y los otros como de clase y, todos ellos, usurpadores, pues ni tan siquiera se ponen de acuerdo en los horarios de paro) de un protagonismo que no tienen, su situación real y futura.
Si lo expuesto no parece suficiente, baste oir las declaraciones de los gobernantes, algunos miembros del PP y de Ciudadanos y del pitoniso presidente de la CEOE (Juan Rosell).
Si lo siguen considerando insuficiente, apelo al principio de solidaridad.
Continuará… con los pensionistas, el 17 de marzo.