Tras el 8M y como era de esperar, ciertos individuos varones, autodenominados periodistas o analistas políticos y cito a Hermann Tertsch en su artículo de ABC (hasta la Z aún le quedan letras) declaran que esas movilizaciones están marcadas de un espíritu aberrante de ultraizquierda.
Según el diccionario de la RAE aberrante se dice de aquella cosa que se desvía de lo normal o usual y como tal ha sido, pues no se hacen huelgas todos los días y su objetivo es evitar las situaciones de feminicidio, techos de cristal, diferencia salarial… en definitiva de derechos reales, que sufren las mujeres de este país y otros muchos países de manera cotidiana y desde tiempos ancestrales.
Ahora bien si esas movilizaciones además de aberrantes son de ultraizquierda (excluidos PSOE, UGT y CC.OO) es un hecho relevante, porque indica que todavía quedan elementos sociales críticos y pensantes, además de organizaciones sociales y políticas aberrantes.
Son más que la suma de los afiliados y afiliadas de las organizaciones mencionadas, aunque hay que dejar constancia de su presencia (de los afiliados y afiliadas) en los paros y movilizaciones.
Cínicas son las declaraciones de pitonisos de la patronal y las actitudes de apropiación del éxito de la huelga y manifestaciones de ayer en boca de representantes del maximo nivel de Ciudadanos, PP y sindicatos.
El que duela e indigne a la caverna mediática y que haga apuntarse incluso al más incrédulo (estos sí son los marranos), ataviados y ataviadas con lacito morado o tomando a Ciudadanos por el todo, es indicativo del valor cuantitativo y semántico de lo acaecido el 8 de mayo. Allá ellos y ellas con lo que hacen a partir de ahora.