El hombre que nunca usó condón

Como indica el titular, el hombre sin condón (coincido, y creo no equivocarme, que de una edad a esta parte no le ha hecho falta) trata de preservar su poltrona, anticipando las elecciones en la comunidad autónoma que gobierna. Lo que no ha desvelado, todavía, es la jeta que aparecerá en la cartelería electoral.

Las razones del Sr. Fraga Iribarne son: «descrispar» el ambiente y la «discriminación» del Gobierno Central en la ejecución del Plan Galicia.

En ambos casos tiene razón, aunque debiera reflexionar. En el primero de ellos, ¿quién es el que crispa la situación? Sus famosas frases, a saber:

  • Digo verdades sin condón y pienso morirme sin ponerme uno. Al final te lo pondrán, pero de madera
  • Canto máis envellecemos, máis necesitamos estar ocupados. Case é preferible morrer antes que arrastrar unha vellez ociosa. Traballar é vivir. Trabaja de estibador y luego hablamos

Rememoro la situación esperpéntica atravesada por su partido político con los famosos nacionalistas folclóricos o extraterrestres de provincias, baltarianos armados con cacharrillos pardos

Continúo y recuerdo también, la pésima actuación de todo su Gobierno y del PP cuando el desastre del Prestige. Remato indicando la brillante situación socioeconómica de Galiza: no hay paro, sólo pensionistas, seguimos por delante.

Lo cierto es que la otrora mano de hierro de Fraga es de manteca. Su figura sirve únicamente como pegamento. Ocurrirá una desvandada en su Partido Político si abandona la política por decreto o pasa a la oposición por decisión impopular.

En Galicia, lo mismo que en otros luagares debe existir un refresco de las instituciones. Las consellerías huelen a naftalina y formol. Como a todas las colonias, la fragancia desaparece y se torna desagradable por descomposición. Las ideas no existen o son decimonónicas.

Una comunidad autónoma geográficamente bien colocada, en su sitio, distante del centro por unas pésimas comunicaciones políticas, incluso cuando eran ciertamente favorables, y alejada por deficitarias infraestructuras, pero justo donde tiene que estar.

Aquí la piedra de toque parece ser el Plan Galicia, resolverá todo, desde la parcial TVG, pasando por la Educación y la Sanidad, la pérdida de población productiva y bien formada (emigrantes de primera) y el retraso tecnológico.

El famoso Plan Galicia se ha reducido a la inversión en infraestructuras. Inversiones necesarias e importantes, que podrán eliminar el aislamiento secular de la zona noroeste de la península ibérica, pero que no terminarán con el aislamiento mental de los caciques —podíamos exportarlos—.

Bastante ha costado a los gallegos dicho Plan Galicia. Nada más y nada menos que una marea negra, de las que hacen historia, una vuelta de tuerca más en el proceso de reconversión naval y una encubierta reforma del sector pesquero, en la que se subvenciona al armador frente al reciclaje de los pescadores y su reinserción laboral.

Cierto es, que no sólo el Partido Político es el responsable único de todo ello. Quién inció la reconversión naval ha sido el PSOE; quién ha dado la vuelta de tuerca, aunque como problema heredado, ha sido él también y quién ha ralentizado el Plan Galicia ha sido Empanada lvarez.

En lo que respecta al Beiras No Ganará —es cierto— menudo fregado interno. Tiene designados sus cabezas de lista por las cuatro provincias, pero, ¿y su cabezón?, ¿cómo anda? Mal dirían unos, bien dirían otros. Dado que hay divisiones alguien grita: ¡Unámonos Para Ganar! Si se unen, háganlo por Galiza.

En fin, el votante tiene ante sí, el día diecinueve de junio, unas opciones limitadas y limitantes. Si al final decide votar, espero que lo haga por el cambio, no por conciencia, sino por higiene.

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