El ñoco, prolijo autor de fechorías y vividor del estado y sus alrededores escupió una sentencia a la cara y en frío sobre la sociedad que para sí quisieran poder decir algunos:
No es ético, pero es legal
No sólo refleja su carencia de vergüenza y estética. Refleja la impunidad y aires de superioridad de quién la emite a sabiendas de que lo hecho había sido planificado.
De otra parte, los desplantes a las víctimas (sean o no de un accidente de metro) muestran rasgos alarmantes sobre la personalidad de quién las realiza.
Uno puede vivir dignamente, pero como queda patente no conlleva que lo haga éticamente.
Uno también puede morir dignamente, pero tampoco implica la santidad, ni siquiera el comienzo del proceso de beatificación.
Como norma de educación cívica, se me enseño que no se habla mal de los muertos, y no es esa la cuestión: de los muertos hablan sus hechos; la Historia.
La muerte es un hecho que sucederá en algún momento, que equipara el destino de los seres humanos, pero no es el detergente moral de quien la sufre.
El estrés y la depresión de Rita Barberá, previo al óbito, según el diagnóstico de los doctores del PP, son los factores principales que han desencadenado tan fatídico desenlace.
Sin ahondar en lo ya reflejado en diversos medios de comunicación independientes, sólo quiero apostillar que uno de los factores más importantes en el desarrollo de la melancolía es la sensación de abandono por parte de los que consideras tuyos.
El portavoz del PP (Rafael Hernando) ha sido, como cabeza visible del partido, de los que más arremetió contra la exalcaldesa y, posteriormente, de los que más defendió la culpabilidad de terceros como agentes desencadenantes de los males que aquejaron a la senadora finada.
Estas prácticas y gestos del PP al respecto de la muerte de una exfundadora del partido recuerdan, además de un utilitarismo político execrable, a las relatadas en una de las más afamadas películas de Martin Scorsese (Goodfellas).
Y, continuando con el simil cinematográfico, el proceder y gestualidad del portavoz parlamentario y a la par… lamentable, recuerdan al personaje Tommy DeVito (magníficamente interpretado por Joe Pesci), un matón primario, tanto por su posición como por su capacidad intelectual.