Palabra de catedrático…

Uno de los argumentos esgrimidos por algunos autodenominados periodistas y analistas políticos, con la intención de acreditar el máster de Cifuentes, era el compromiso personal de tres catedráticos, uno de ellos Rector de la URJC.

Transcurrido el tiempo, se confirma que ningún título o propiedad adquirida mediante examen, oposición o intercesión papal o divina, no deja de ser un simple acto de fe, que no prueba absolutamente nada, quizá refrenda aquella frase atribuida a Cristo de que tire la primera piedra quien esté libre de culpa, salvando a María Magdalena de una lapidación inminente.

Nadie, exceptuando aquellos por condición de autoritas y una extemporánea condición de monarca, está por encima de los demás. La palabra de una persona frente a otra, no deja de ser una confrontación de hechos o acusaciones, que de no haber otro tipo de prueba, convierte dicho conflicto en indecidible, desde un punto de vista ético, aunque en otras ocasiones si era decidible, desde el punto de vista judicial, pues la condición de plebeyo o noble eran suficientes para inclinar la balanza hacia la mejor considerada (socialmente) de las partes.

También, la condición de electo parece que confiere superpoderes, desde la inmunidad hasta el autoposicionamiento en un nivel superior. Esto último parece sucederle a la alumna Cifuentes Cuencas.

Su última y retorcida argumentación es una vuelta de tornillo afirmando su inocencia. Nadie la acusa de falsificar un título, se le acusa de obtener un título de forma fraudulenta, mediante cómplices, vaya, sin realizar las mismas tareas que los demás y saltarse un montón de limitaciones por un trato de favor.

No es un problema exclusivo de la URJC, es algo más complejo, pero de no acreditarse, mediante registro oportuno o desaparición por desastre natural severo o guerra civil de por medio, procedería anular dicho título y exigir las responsabilidades administrativas y penales por alteracion interesada de expediente académico a través de intermediario.

Es curioso que se pueda trincar a unos crackers por un acto similar y sea tan difícil demostrar el fraude en la emisión de dicho título, cuando hay falta de evidencias de exámenes y TFM y la constatación de modificaciones fuera de todo procedimiento y por parte interesada e inadecuada. ¿Será el famoso talón de Cifuentes, la titulitis?

Hay también un denominado partido político que responde al nombre de Ciudadanos que tendrá que retratarse, saliéndose de la foto.

Haciendo un simil biologico, parece que el color se va tornando verdoso-blanquecino y que comienza a oler a humedad. La naranja se pudre: huele mal y sabe peor.

Justicia o Ley

Volvemos al típico y tópico argumento de que una mujer debe aparecer como una Jesucrista o moribunda para poder demostrar la culpabilidad del agresor.

En un reciente artículo de prensa aparecido en La Voz de Galicia, vemos la desconexión de una sentencia judicial con la sociedad en la que está inmersa.

Les dejo el enlace al artículo, pues no se me ocurre otra cosa que lo dicho, denunciarlo públicamente a través de mi blog, pues sobrepasa mis entendederas, como si la tortura psicológica y anulación personal no existiesen o la ley es una porquería si es susceptible de interpretarse así.

Justicia universal

Todos aquellos países que deciden formar parte de una organización internacional deberían cumplir con los acuerdos firmados.

Sé que puedo pecar de iluso, pero muchas veces son los demás los que nos indican el camino a seguir, pues tienen la capacidad de observar las situaciones desde la distancia y provista de racionalidad.

Este discurso, tiene su origen en la noticia de prensa aparecida en el diario Público y en relación con los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura franquista.

Como en otros casos, cúmplase la ley. En este caso y aunque sea una advertencia, un país democrático y comprometido con diferentes instituciones internacionales que velan por los derechos humanos, debería tener claro y actuar de hecho de forma automática frente a cualquier tipo de reclamación relativa a los derechos humanos. Que otros no lo hagan no exime de sus compromisos.

Pecar de palabra y omisión

Hoy aparece publicado en eldiario.es un artículo con fragmentos de una entrevista efectuada al presidente de la CRUE.

¡Ya era hora de que alguien representativo de las Universidades dijese algo! Parece que no fuera con ninguna de ellas, a excepción de la afectada. Costó también lo suyo con el caso del catedrático Suárez de la URJC.

Lo lamentable de estas declaraciones es el trasfondo que subyace: corporativismo, ausencia de autocrítica y anumerismo espantoso: presuma usted de su ignorancia matemática, da lo mismo uno que un ciento. Veámoslo:

…la URJC debería haber esperado un poquito más a la hora de salir públicamente a avalar el máster obtenido por la presidenta de Madrid…

Pues creo que no. Lo que debiera haberse hecho es presentar todos aquellos documentos que acrediten sus afirmaciones o abrir una investigación externa (será tratado posteriormente). Las internas ya se sabe cómo funcionan (me remito al caso del catedrático Suárez).

Javier Ramos está haciendo todo lo que debe hacer.

Vistos los antecedentes, no sé lo que significa debe, pues ha transcurrido tiempo suficiente para fabricar y calificar, al menos, un par de TFM. A veces la rapidez implica claridad.

Las equivocaciones a la hora de traspasar las calificaciones son «normales» en un contexto de 76 universidades «miles de notas y miles de profesores» pero que, en todo caso, lo crucial es que se «subsane mediante el mecanismo institucional pertinente».

Bien. ¿Ratio de equivocaciones?, ¿sabrán las reclamaciones efectuadas, incluso las de dos años después?, ¿cuáles son dichos mecanismos pertinentes?, ¿es frecuente equivocarse dos veces con la misma alumna y por dos profesores diferentes?

De otra parte, se deduce que a la hora de transcribir las actas y para eliminar fallos debieran abordarse varias estrategias: reducir universidades (no sé en qué afecta), reducir profesores (conduce a aumentar la probabilidad de error por exceso de trabajo) o lo que parece más coherente, disminuir el número de calificaciones bien por aprobado o suspenso general, bien por reducir el número de alumnos. En cualquier caso una barbaridad que imagino que no comparte.

Lo que sí es relevante es que ni este Rector, jefe de la CRUE, ni el de la URJC parecen dispuestos a asumir la no existencia de mecanismos de control efectivos para minimizar y reducir los fallos de transcripción y de existir estos parece que no funcionan ni con la eficacia y eficiencia esperadas en la era digital.

Resulta desproporcionado e inverosímil que un periodista tenga acceso a cierta documentación como los whatsapp de un individuo de hace dos años y la Universidad no encuentre nada que acredite un hecho de magnífica importancia en 10 minutos, atendiendo, al menos al gasto en nuevas tecnologías. Se pueden fulminar 80.000€ o más en un software para detectar plagios, pero poco o nada en digitalizar y evitar el fraude en los trabajos fin de grado, máster o tesis doctoral. También en las calificaciones.

Mientras escribía este artículo acaba de aparecer otro en el que se demanda a la CRUE, por parte de la URJC, un inspector externo. Solo espero que no sea uno de las equivalentes a S&P o Moody’s.

En verdad, expongan las vergüenzas. Reconocer los errores es de sabios, ¿no? ¿Y ustedes lo son, o se lo arrogan?

TEDH, injurias y algo más

Recientemente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Reino de España a indemnizar a dos jóvenes catalanes que quemaron una foto del ciudadano Juan Carlos.

Seguidamente PP, PSOE y C’s rechazaron, en el Congreso de los Diputados una iniciativa para despenalizar las injurias a La Corona, cuando de lógica y como firmantes del tratado de la UE y del reconocimiento de los derechos humanos y de dicho tribunal, debería ser de aplicación inmediata su jurisprudencia.

De otra parte resultaron no sólo ofensivas, podrían calificarse incluso de delitos de odio las declaraciones del diputado Hernando sobre las fosas de la guerra civil y que me permito transcribir:

Algunos se han acordado de su padre cuando había subvenciones para encontrarlo.

Quizá algunos y algunas se acordaron de su madre y sus muertos cuando verbalizó dicho pensamiento.