Recientemente, el pasado 25 de abril, murió, en accidente laboral, un trabajador de la empresa estatal Navantia.
Según el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, los fríos y aterradores datos estadísticos muestran que fallecen tres trabajadores al día. Quizá a algún anumérico, muchos hay, le parezca irrelevante.
Aunque aparentemente todo el mundo, desde las instituciones hasta los individuos, parecen estar de acuerdo en que hay que bajar dicha cifra, además de pensarlo, deben actuar.
Aquí aprovecho para denunciar la dejadez de la administración tanto por la insuficiencia de inspectores, como por algunas sentencias judiciales pintorescas, por denominarlas de alguna manera.
De los empresarios que se puede decir, algunos, los menos, preocupados por ello, y el resto, con el único fin de conseguir rentabilidad: le importan un pepino las condiciones de los trabajadores (de las subcontratas sobre todo) así como su formación en temas de seguridad.
En lo que respecta a los sindicatos, por no ser más beligerantes con la administración y con el colectivo empresarial.