¡Mamá yo quiero ser Rector!

Hoy en el diario público aparece un nuevo artículo sobre las irregularidades en las universidades españolas.

En él se destacan dos hechos de cierta relevancia:

  • La politización de la universidad, siendo paradigmáticos los casos de la Carlos III de Madrid y la URJC.
  • La selección del profesorado que formará parte de ellas. Un sistema que no persigue ni la excelencia, ni la justicia ni la equidad.

Como apunte para su solución se propone un cambio en la ética del profesorado y una interiorizacion de que los que accedan a las plazas deben hacerlo por mérito y capacidad.

Podríamos discutir qué entendemos por mérito y capacidad, comenzando por méritos docentes o investigadores o una combinación de ambos y en qué proporción y terminando por cómo medirlos y la validez y fiabilidad de dichos índices y procedimientos.

Dicho esto, existe un debate no abierto, que podría calificarse como tabú y es aquel, que desde mi punto de vista, condiciona lo que es la Universidad y su evolución. ¿Cuál és? Lo resumiría como una institución actual estructurada y gobernada como en el medievo: una nobleza (PDI), unos sirvientes (PAS y otro PDI) y unos plebeyos (los estudiantes, algún PAS y algún PDI). En la Complutense disponemos de estamento religioso también. Esta clasificación se ha realizado atendiendo a su capacidad entendida como potencia teleológica o no y derechos.

Una institución como esta, decimonónica en el mejor de los casos, explica su modo de funcionamiento. No van a ser los nobles los que promuevan su cambio, serán otros los que deban protagonizarlo, ajenos a la misma, de lo contrario no es que muera, seguirá siendo un zombi medieval, estará dando sustos de vez en cuando y se fomentará la privada, que a la hora de vender títulos es más eficaz y está en sus estatutos. Su primer criterio es: ¿te lo puedes pagar?

Con el fin de aclarar algún concepto, mencionaré tres preguntas, a modo de apunte, que aplicadas a la sociedad podrían suscitar cierto asombro y reflexión:

  1. ¿Le parece aceptable que solo pueda ser presidente del gobierno aquel que esté en posesión de cierto título universitario?
  2. ¿Le parece aceptable que el voto de un trabajador/a en activo equivalga al de 5 jubilados/as?
  3. ¿Le parece aceptable que la recalificación de los terrenos esté en las manos de algunos de sus propietarios?

Pues bien, tras esas tres preguntas, la universidad tiene tres respuestas: solo los catedráticos pueden ser rectores (aunque no solo ello), el voto de cierto PDI (catedráticos y titulares) equivale a casi 5 PAS y son los tribunales de PDI los que evalúan a PDI y eligen su composición. Aunque no sea el caso, pero es similar, recordaré el caso de Cifuentes y su tribunal de TFM. El director del trabajo selecciona su composición, ya ni siquiera se molestó en invitar al amiguito de fuera, es simplemente un acto de maquillaje.

Finalmente y como colofón mencionaré las quejas de algunos titulares y catedráticos sobre el percal estudiantil que les viene y con ello me refiero a la falta de preparación manifiesta. Sin querer ser simplista, pero resulta paradójico que se quejen de un sistema educativo que parieron ellos y de un sistema de profesorado que validan también ellos. ¿No será que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio?

Por cierto, no me interesa ser rector.