Análisis postelectoral

Se abrió el melón y para algunos hay dudas. Afortunadamente, si España es diferente, Galicia é distinta, como sostiene Antón Reixa.

‰ distinta por múltiples razones, desde la peculiaridad geográfica hasta la particularidad demográfica.

Quiero suponer que existe ignorancia, pero bastantes de los que hablan sobre su realidad sociológica, a raíz de estas últimas elecciones, no entienden o no alcanzan a comprender que es lo que pasa por la cabeza de un gallego. Los comentarios vertidos a conciencia (con ciencia política), son erróneos, cuando menos, y desafortunados en su mayoría.

Hay quien se dedica a extrapolar hechos de unas comunidades a otras. Galiza no es Euskadi, Galiza no es Cataluña, Galiza no es Andalucía. Galiza existe, como Teruel, y es. Tiene entidad propia y particularidades. Ignorarlas es cometer un grave error.

No se vota ni a Rajoy ni a Zapatero. Se vota a quién va a gobernar en Galiza y qué es lo que propone. Las consecuencias políticas que conlleve a nivel nacional son asunto de las direcciones de los partidos. Es un problema del Partido Político afectado y no de la sociedad que ha ejercido su derecho.

Y, la interpretación de los resultados electorales es variopinta, según la afinidad política del que escribe.

Ahora bien, lo importante es saber quién gobernará y por las peculiaridades del noroeste peninsular, se plantean hechos novedosos sobre los que reflexionar, y se abren interrogantes que pronto tendrán respuesta:

  • La fractura social provocada por los años de gestión y el modo de gobernar
  • Crece el autoaislamiento del Partido Popular
  • Permanece la grave diferencia entre la Galicia rural y la Galicia urbana
  • El voto de la emigración: forma y derecho
  • El abultado número de escaños por las provincias de Lugo y Ourense
  • Con la victoria ajustada de la tácita coalición PSOE-BNG, la posible judicialización del escrutinio del voto
  • ¿Habrá Tamayos y Sáez?
  • La crisis sucesoria en el partido popular
  • ¿Qué es más importante una coalición con el 52% de los votos o una hegemonía con el 45% de los electores?

En definitiva, ante el cansancio, la ausencia de líderes ilusionantes y con programas promesa, el pueblo gallego y el sistema electoral les ha planteado un gran reto a sus políticos: gobernar para todos y renovar.

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