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Solidaridad etílica

Ahora que han entrado en vigor las subidas de los impuestos tanto para el alcohol como para el tabaco (10% y 5,3% respectivamente), se plantean diversos interrogantes y sobre todo contradicciones:

Por un lado diversas autonomías, gobernadas por el PP, se abstienen y otras como Ceuta y Melilla se oponen a la subida. Cuando El señor Gallardón decidió incrementar el precio de los carburantes con el tema del céntimo sanitario, a nadie del PP le pareció mal, pero ahora que son los del PSOE los que proponen gravar dichos artículos les parece fuera de lugar, porque incide negativamente sobre la inflación y se sube un impuesto que afecta sobre todo a las clases más humildes. Esto tiene un nombre: morro.

Según miembros destacados del PSOE esta subida incide sobre productos cuyo consume puede ser nocivo para la salud y, por tanto, generadores de gasto sanitario.

Hablemos de lo nocivo y perjudicial. Que le pregunten a los médicos si tomar un vaso de vino a las comidas es bueno para realizar una buena digestión o si el vino, al igual que la cerveza y otras bebidas alcohólicas no aporta elementos antioxidantes, vitaminas, etc. Ahora bien, bebiendo al estilo Maragall (para más información le remito al señor Valcárcel Siso) si es nocivo, aunque más solidario.

En lo que respecta al tabaco, si es cierto que tal y como dicen los estudios fumar un cigarrillo reduce cinco minutos la vida del fumador, o haciendo una estimación a largo plazo, acorta unos 10 años la vida del perseverante medio en el vicio. Quizá genere más gasto sanitario, si llegan a edad avanzada, pero, ¿y si se muere en un accidente de tráfico, laboral, de infarto de miocardio, etc?, lo que vulgarmente se conoce por accidente o muerte repentina. ¿Habrá sido solidario en exceso?. Al vivir menos, quizá ni llegue a cobrar la pensión de jubilación o la cobrará diez años menos, por lo que el ahorro puede ser sustancioso.

Con su muerte temprana permitirá mayor empleo y dinamismo en funerarias, cementerios y demás negocios relacionados con la muerte. Cuanto más fume más contribuirá a la salud de sus congéneres (¿altruismo?, ¿será un vicio el altruismo?)

Si se grava a los productos nocivos, ¿por qué no se suben los impuestos de los que hacen una dieta inadecuada, de los que hacen deportes de riesgo, de los conductores temerarios, etc.

Por qué no se gravan los coches que contaminan, las industrias que machacan el medioambiente y ya puestos, ¿por qué mantener los trabajos penosos y peligrosos?

Si quien fuma y bebe paga más impuestos ¿habría que prohibir las asociaciones de ex-alcohólicos?, ¿Rebajar impuestos a las discotecas… alcohol y drogas igual a cadáver joven?

Por eso si decide dar limosnas hágalo a los borrachos de la calle y regale tabaco, ¡será más solidario!

En fin, ¿no deberá pagar quien más tiene?, ¿quien más destrozos provoca? o es que lo elemental ya no sirve.

Narbona en su poltrona

Recientemente, la ministra de medio ambiente, en una rueda de prensa, como consecuencia del innumerable número de incendios forestales y la devastación producida, declara que debido a los pirómanos (el 90% de los incendios son provocados) y por falta de colaboracion ciudadana no se puede solventar esta situación.

No se en el resto de la península, pero puedo hablar del noroeste; al menos puedo decir que lo conozco mejor que el resto. El nuevo gobierno de la Xunta de Galicia se encuentra que, tras unos años de calma pirómana, esta ha resurgido con fuerza. El enloquecimiento generalizado de la sociedad, la pertinaz sequía y la falta de colaboración de los cuerdos, son la causa del problema.

Asumido por todos que la mayoría de los incendios son provocados, solo puedo decir que la península no está llena de pirómanos y que la sociedad no es insensible al devastador problema. Frente a la sequía no hay solución posible, a corto plazo. Lo que hay, por parte de los poderes públicos, es un desconocimiento o ignorancia premeditada de los motivos y causas.

En primer lugar, diré que los fuegos se producen cuando existe una carga de fuego, es decir, hay algo para quemar, y son devastadores si dicha carga fuego es importante, es decir, hay maleza.

En segundo lugar, dada la utilización de los métodos de subcontratación para la extinción de los incendios, se crea una élite empresarial que necesita de dichos fenómenos para subsistir y amortizar las inversiones (puede contagiar su tesis a los empleados) y que promueve la temporalidad y no se preocupa de la ausencia o deficiencia en la formación de sus trabajadores.

La madera quemada no se desperdicia, es perfectamente aprovechable. La industria del tablero, entre otras, sabe sacar provecho y cuando falta materia prima sabe como conseguirla y a buen precio, más, si el monte es público.

Algunos ganaderos y agricultores, por descuido o por tratar de conseguir terreno para ampliar la zona de pastos o de cultivo, tampoco son tontos y saben que hacer con el fin de obtenerlo.

En definitiva, no es una pandemia de piromanía transitoria. Existen causas objetivas sobre el motivo de los incendios forestales, el origen es humano.

Ahora bien, sentado lo anterior, sólo cabe abordar la solución de este problema mediante la prevención, pues apagar es más caro y causa graves e irreparables daños ecologicos y económicos. No es aconsejable fumar en el monte en período de sequía, pero es mucho más importante limpiarlo y vigilarlo adecuadamente para evitar su comienzo o propagación.

Finalmente, y en recuerdo de los diecisiete trabajadores fallecidos en Guadalajara diré que es preferible emplearlos desbrozando el monte durante el año, entraña cierto peligro, pero bastante menos que apagar un fuego.

Espero y deseo que esta tragedia sirva como punto de inflexión en la lucha contra esta devastación y se tomen las medidas preventivas por encima de las paliativas, de las que ya conocemos su eficacia y sus consecuencias.

El Proyecto del Brujo de Blair y Roquetas I

Recientemente han aparecido dos noticias en la prensa. Ambas relacionadas con los derechos humanos y con las fuerzas de inseguridad del estado.

En un caso en la Pérfida Albión, que detenta la presidencia europea y en la que se anuncia a bombo y platillo que existirán daños colaterales en la población civil (la mayoría, vaticino, será en gentes de origen humilde y emigrante), pues, tras una especie de psicosis policial, alguien del gobierno, iluminado por una bombilla de luz negra, ha dado la orden de que primero se dispare y luego se pregunte. Como consecuencia de ello se ha producido la ejecución de un emigrante brasileño: José Carlos de Menezes. Un lacónico !lo siento!, ha sido la reacción del gobierno londinense, como si la cosa no fuera con ellos. Los monstruosos atentados del siete de julio justifican cualquier tipo de actuación, conculcando cualquier derecho internacional y cualquier ética, mínimamente racional.

Por si no fuera poco, en nuestro país, en Roquetas de Mar, y, quizá, por discípulos del terrorífico Galindo, se apaleó a un agricultor, Juan Martínez Galdeano; maniatado y con armas no reglamentarias, hasta causarle la muerte.

No parece normal que un ciudadano, ebrio o no, que entre en un cuartel de la Guardia Civil o Comisaría, salga con los pies por delante y deformado por los golpes recibidos por un número (nueve) de la Benemérita.

Parece que la fiebre británica se extiende por la península, esperemos que sea pasajera. Humildemente, creo que el gobierno debe replantearse hacer test psicológicos periódicos a todos los guardias civiles o al menos a los profesores de las academias militares, pues esto se aprende o ¿para qué se disponía de porras no relgamentarias en un cuartel de la guardia civil?

El marido de la peluquera

Recientemente aparecieron en su domicilio de El Ferrol dos ancianos muertos: él, militar retirado, exhausto, muerto en el frente. Ella peluquera, enferma de alzhéimer (está, pero no es); incapaz y muerta por inanición.

Las circunstancias le obligaron, al final de su vida, a cambiar de profesión: de empuñar un arma a sostener un orinal; de ostentar uniforme caqui a vestir bata blanca; de matar, a morir por su compañera. Sólo, y mermado de fuerzas, ante un monstruo enorme y despiadado.

Triste y terrible suceso. Manifiesta, una vez más, la escasa o nula atención socio-sanitaria que se ofrece en Galiza al colectivo de la tercera edad: las residencias y centros de día son escasos o inexistententes.

Padecer esta enfermedad obliga a los allegados a realizar un curso acelerado de enfermería con especialidad en geriatría, cuidados paliativos, técnicas de manipulación, etc.

En la mayoría de los casos, el enfermero emergente no se encuentra en las mejores condiciones físicas, a lo sumo, en la fase previa a los achaques típicos de la edad y con ciertos rescoldos del vigor juvenil.

En definitiva, este luctuoso caso debería servir como punto de inflexión en la atención tanto de los ancianos como de los afectados por el mal de alzhéimer. Espero que los nuevos tengan aprendida la lección.

¡Compañero Aquilino Polaino!

Tras las recientes declaraciones efectuadas por el «catedrático Complutense» Aquilino Polaino ante una comisión del Senado, sobre el asunto de la homosexualidad y, teniendo en cuenta que trabajo en la misma institución de la que él ostenta cátedra, deseo manifestar:

  1. El más absoluto desacuerdo con sus declaraciones
  2. Se pueden sostener opiniones contrarias y con fundamento, pero desde luego, no con el objetivo de clasificar y luego calificar negativamente, en el mejor de los casos, a determinados colectivos: en este entorno de resurgimiento del darwinismo social y del reduccionismo biológico, podrá tratar de localizar el gen de la homosexualidad, pero no para calificar a priori o a posteriori de tarados a los homosexuales.

    De todas formas, si lo encuentra, podrá buscar entre los suyos el de tarado ético y el de tarado constitucional y los encontrará.

  3. La libertad de cátedra existe, pero no es admisible que en aras de preservar un principio fundamental, mal interpretado, se consienta una enseñanza no científica, no ética e inconstitucional

Sugiero que quién debe, le inhabilite para la ejecución de sus funciones como profesor en está, nuestra Universidad y le retire o promueva la retirada de su condición de catedrático Complutense. ¡Renovación de cátedra ya!

Desgraciadamente, hay universidades privadas más afines ideológicamente a sus opiniones, aunque el estado podría intervenir, impidiendo que este tipo de enseñanzas se impartan en dichos centros o, en caso contrario, no homologar los títulos.