Narbona en su poltrona

Recientemente, la ministra de medio ambiente, en una rueda de prensa, como consecuencia del innumerable número de incendios forestales y la devastación producida, declara que debido a los pirómanos (el 90% de los incendios son provocados) y por falta de colaboracion ciudadana no se puede solventar esta situación.

No se en el resto de la península, pero puedo hablar del noroeste; al menos puedo decir que lo conozco mejor que el resto. El nuevo gobierno de la Xunta de Galicia se encuentra que, tras unos años de calma pirómana, esta ha resurgido con fuerza. El enloquecimiento generalizado de la sociedad, la pertinaz sequía y la falta de colaboración de los cuerdos, son la causa del problema.

Asumido por todos que la mayoría de los incendios son provocados, solo puedo decir que la península no está llena de pirómanos y que la sociedad no es insensible al devastador problema. Frente a la sequía no hay solución posible, a corto plazo. Lo que hay, por parte de los poderes públicos, es un desconocimiento o ignorancia premeditada de los motivos y causas.

En primer lugar, diré que los fuegos se producen cuando existe una carga de fuego, es decir, hay algo para quemar, y son devastadores si dicha carga fuego es importante, es decir, hay maleza.

En segundo lugar, dada la utilización de los métodos de subcontratación para la extinción de los incendios, se crea una élite empresarial que necesita de dichos fenómenos para subsistir y amortizar las inversiones (puede contagiar su tesis a los empleados) y que promueve la temporalidad y no se preocupa de la ausencia o deficiencia en la formación de sus trabajadores.

La madera quemada no se desperdicia, es perfectamente aprovechable. La industria del tablero, entre otras, sabe sacar provecho y cuando falta materia prima sabe como conseguirla y a buen precio, más, si el monte es público.

Algunos ganaderos y agricultores, por descuido o por tratar de conseguir terreno para ampliar la zona de pastos o de cultivo, tampoco son tontos y saben que hacer con el fin de obtenerlo.

En definitiva, no es una pandemia de piromanía transitoria. Existen causas objetivas sobre el motivo de los incendios forestales, el origen es humano.

Ahora bien, sentado lo anterior, sólo cabe abordar la solución de este problema mediante la prevención, pues apagar es más caro y causa graves e irreparables daños ecologicos y económicos. No es aconsejable fumar en el monte en período de sequía, pero es mucho más importante limpiarlo y vigilarlo adecuadamente para evitar su comienzo o propagación.

Finalmente, y en recuerdo de los diecisiete trabajadores fallecidos en Guadalajara diré que es preferible emplearlos desbrozando el monte durante el año, entraña cierto peligro, pero bastante menos que apagar un fuego.

Espero y deseo que esta tragedia sirva como punto de inflexión en la lucha contra esta devastación y se tomen las medidas preventivas por encima de las paliativas, de las que ya conocemos su eficacia y sus consecuencias.

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