¿Mesnada carcelaria?

Quisiera resaltar la significativa, penosa y perversa actitud de los medios de comunicación ante el juicio que se celebra contra los autodenominados la manada.

Esa manifiesta tolerancia por parte de muchos de ellos y la difusión gratuita de las tesis de los acusados, frente a la víctima, indica la existencia graves reductos machistas en el cuarto poder: la víctima, además de asumir las vejaciones a las que fue sometida, debiera llevar en lugar visible un distintivo, cuál estrella de David, durante cierto tiempo o el resto de su vida, como prueba de su no consentimiento y repulsa de los hechos.

Hasta el filósofo Séneca defendía la actitud pasiva frente a la sodomización dominante a la que eran sometidas las mujeres, efebos y líderes vencidos.

Otro hecho relevante es (independientemente de si procede o no admitir a prueba los resultados de la misma) la vigilancia a posteriori a la que fue sometida la presunta víctima.

Parece, al menos ruborizante, la actitud del presunto delincuente que pagó dicho seguimiento, basando su argumentación falaz en que si no hay manifestación visible de trauma no fue violación o a fortiori, si no hay cadáver no hay delito. ¡Vaya!, debería estar agradecida la víctima del buen rato que le hicieron pasar.