¿A propósito de la URJC y la Semana de Pasión?

Se pueden leer en la prensa manifestaciones y quejas de algunos profesores de la URJC por las consecuencias del escándalo y vía crucis de Cifuentes. Sobre estas declaraciones me interesa destacar tres hechos de suma importancia:

  • La gran mayoría de ellas se producen de forma anónima. Este dato es relevante porque denuncia una situación de miedo por parte de quien las realiza. Circunstancia que puede ser debida  a las posibles represalias que puedan adoptarse en contra del autor/a de las mismas y, que quizá estando en otra posición menos vulnerable, me refiero siendo un titular o catedrático (numerario) fuesen a pecho descubierto (algún caso hay como el del catedrático Villoria).
  • El resto de universidades están calladitas y agazapadas (llámese CRUE, CRUMA o a título individual), pues recordando al crucificado por estas fechas, quizá ninguna esté libre de pecado y se atreva a lanzar la primera piedra.
  • La famosa LAU que parece otorgar una autonomía mal entendida, pues ni la mismísima Cifuentes se atrevió a tomar cartas en el asunto del Rector de la URJC, cuando éste fue acusado de plagio.

Dicho esto, me parece importante destacar que ya es hora de reflexionar y cuestionar (desmitificar también) bastantes aspectos alrededor de la Universidad española y entre ellos los mecanismos de control y transparencia (no sólo económica), acceso, tribunales (endogamia), inspección de servicios (Juan Palomo), acceso, perversión de las becas y becarios (trabajo encubierto reconocimiento de derechos, etc.), organización y cómo no, su sistema electoral.

A este último voy a referime brevemente, dado que comenzamos la ronda electoral. Para aquellos que lo desconozcan, básicamante, hay dos elecciones importantes que afectan a todo el colectivo universitario: estudiantes, PAS (Personal de Administración y Servicios) y PDI (Personal Docente e Investigador) y que son las elecciones a Rector/a y al Claustro Universitario. En ambos casos se vulnera de forma flagrante el principio de una persona un voto, pues hay diferenciación de colegios (artículo 18) y pesos. Concretando, tanto para las elecciones al claustro (artículo 50) como para las de Rector/a (artículo 176) se establace una distribución de pesos similar: 25% para estudiantes, 12% para el PAS y 53% (PDI contratado de forma permanente) y 10%  (para PDI con vinculación temporal).

En el artículo 14 figura el siguiente texto:

La elección de representantes de los distintos sectores de la comunidad universitaria, así como la de sus Órganos Unipersonales de Gobierno, se realizará por los electores correspondientes en cada proceso, mediante sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, conforme a lo dispuesto en los Estatutos y en este Reglamento.

Me permito destacar de los distintos sectores, pues de lo contrario, al menos lo de «igualitario» quedaría en entredicho. Vamos que democrático, democrático ni lo es aunque lo intenten disimular. Lo único que indica es que el gobierno de una institución tan importante queda en manos de un colectivo y que dependiendo de la movilización de sólo dos alumnos (manipulación) podría acapararse todo el voto de dicho colectivo (un 25%). ¿El famoso acarretaxe denunciado por Xose Manuel Beiras que se produce en las elecciones gallegas?

Podría seguir indicando perversiones al sistema democrático en diferentes órganos y cargos: director de departamento, juntas de facultad, decano, etc. Pero lo más importante es que este sistema electoral refleja el talante democrático y de libertad de una institución que presume de ello y otras muchas cosas más. Analícese también la letra de su himno.

Visto lo visto: ¿Quién teme a quién? ¡Hay incluso políticos/expolíticos de izquierdas y universitarios que proponen o propusieron el cambio del sistema electoral español y que no han visto la viga en el propio!

Alguien dirá está muy bien, pero ¿tiene usted alguna alternativa? Por aquello de mojarme un poco diré que hay un principio que debe respetarse: una persona un voto y del mismo peso y, a partir de ahí, cuando sea necesario, listas conjuntas: paritarias o no, cremallera o no (denunciarán el talante de la candidatura), pero abiertas.