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¡Arde Galicia!

Palabras de Feijoó:

«Estamos hablando de unas condiciones que en la última década nunca se habían vivido.”

“El despido de 436 brigadistas contra el fuego no afecta en la lucha contra el fuego.”

La primera frase, ¿no es razón suficiente para mantener la vigilancia extrema sobre las zonas forestales o que rodean núcleos de población?

Una tercera frase contundente y significativa es:

«Los fuegos que vienen de Portugal”.

Sin comentarios.

Rajoy, paradigma de la incompetencia

Por enésima vez el presidente del gobierno y el PP se arrebujan tras la manta de la constitución (las tablas de los ciento sesenta y nueve mandamientos) y de la fiscalía general.

La desaparición mediática de los convocantes de esta jornada, además de clamorosa es significativa de la chapuza e incapacidad.

El espectáculo que se está viviendo en el día de hoy en Cataluña es esperpéntico, mezquino y, por encima de todo, triste.

No es una cuestión de imagen internacional, que importa relativamente poco (véase Trump), es el reflejo claro de la incompetencia política y el fracaso de la racionalidad. Es una ofensa a la convivencia.

Propiciado y auspiciado por unos líderes políticos inútiles, que obedecen a intereses partidistas, con el objetivo de ocultar su mala gestión o la falta de soluciones a los problemas reales.

Es bochornoso que en lugar de afrontar su incompetencia, trasladen su responsabilidad al pringado de turno: alcaldes, asociaciones, jueces, mossos, policía, etc. como chivos expiatorios.

Ignorar la historia, no implica solamente repetirla, conlleva exacerbar las malas prácticas anteriores, pues la capacidad de destrucción y perversión aumenta con la civilización.

Ignorar la realidad supone no resolver el problema, enconarlo y provocar sufrimiento y frustración innecesarias.

Los fallos clamorosos en el desempeño de la tarea política no tienen consecuencias para los responsables de los mismos, retuercen la realidad hasta puntos de inflexión, de falta de confianza y civismo que dejan posos durante largo tiempo.

¡No tienen credibilidad!

¿Qué debe hacerse para resolver este problema? Dialogar, pero ello comienza por echar a los responsables, que tienen nombre, apellidos y algunos Partido Político.

¿Democracia es votar?

Hay dos artículos periodísticos del diario Público, que me invitaron a escribir esta nueva entrada. El primero, escrito por Vicenç Navarro y el segundo, por Ana Pardo de Vera.

Ambos contemplan la inmediata realidad catalana y española en mayor o menor profundidad y abordando diversos aspectos. Y, reflexionando sobre dicha situación surgen ciertas cuestiones al respecto:

  • Confundir el todo con las partes. A tenor de la pregunta que figura en la papeleta, suponer que todos los catalanes son capitalistas, soberanistas y republicanos es mucho suponer. Habrá de todo como en botica, distintos pensamientos y posiciones, combinables o no. Lo que sí parece claro es que, según las encuestas, existe una gran mayoría que desea expresarse votando, aunque la pregunta tiene sus matices, que desarrollaré en otro punto. De otra parte pensar que un 48,7% de los votos fueron independentistas frente a lo opuesto que serían españolistas, también es mucho suponer, pues no se estaba votando independencia, eran elecciones al parlamento catalán.
  • El fin justifica las alianzas. No comprendo que el objetivo: la secesión o independencia (según el emisor) pueda configurar alianzas tan dispares como la ocurrida en Cataluña y desde una óptica de izquierdas, no desde la neoCDC o PdeCat. Aunque en cierto modo es plausible, baste recordar algunos trasvases sonados y bidireccionales de políticos  CDC-ERC. Como indica Navarro, parece que conseguir el desgaje de España, es la panacea para Cataluña y los recortes sociales y política desarrollada es plenamente de izquierdas.
  • Democracia es votar. Retomando la pregunta que figurará en la papeleta, se vota con frase copulativa y, puestos a ello, ¿por una república socialista catalana? Parecería más lógico votar por una independencia de España y ya se decidiría en la siguiente fase constitucional si se opta por república o monarquía o pujolarquía. A este respecto puedo comentar que durante la Dictadura Franquista también se votó y existía una especie de parlamento (cortes castellanas). Igualar votar y democracia no es correcto. Es cierto que no es prescindible el voto en una Democracia, pero conlleva otros principios adicionales y unas cualidades del voto: quién vota (sexo, edad, raza o condición), valor del voto, como se vota, etc. Cómo indicacaba anteriormente, sí parece haber una mayoría popular catalana que necesita expresarse mediante el voto, aunque hago ciertas observaciones:
  1. ¿Se vota en caliente? Con una sociedad dividida y atribulada emocionalmente.
  2. ¿Se vota libremente? Con unos medios de comunicación controlados, con presiones de los diferentes gobernantes sobre los elementos más débiles. Se insta a los alcaldes, funcionarios, etc. a que lo permitan y se les presiona de otra a que ni caso. Que se peguen los incitadores en espacio público y no maten al mensajero o intermediario. Un juego de capos, en el que siempre pierden los mismos. Sabe el votante qué se juego con una u otra opción, ¿lo saben los políticos de ambos frentes?
  3. ¿Se vota lo suficiente? Todos los partidos políticos que ejercieron el poder confeccionaron programas políticos que no cumplieron y en algunos casos de forma flagrante o aquello que no fue contemplado y de relevancia social y política ni siquiera lo consultaron, hocieron lo que les pareció oportuno sin referéndum ¿y eso es democracia?

Para concluir, sin resultar excesivamente denso, esta situación no surgió por generación espontánea o traída por enemigos externos con el fin de crear inestabilidad en España. Viene de largo y entre otras causas es un juego político perverso, recaudador de votos por la vía emocional, una exculpación de los males de unos sobre los otros (los otros como causa de los males propios, ¿suena a viejo verdad?), y ejemplificado en dos frases: España nos roba vs Pujol enano habla castellano y otros eslóganes de igual calibre racional y ético-político.

 

Diálogo, diálogo… diálogo

No sé con qué traje veremos a Rajoy o a Sáenz de Santamaría cuando se metan en faena.

Lo que sí se sabe es que ambos estarán al frente, en el frente y de frente a los independentistas catalanes.

Un feo asunto a consecuencia de unas ideas y comportamientos trasnochados por ambas partes, pero la máxima responsabilidad la tiene el que goza de más poder, y, por tanto, de mayor iniciativa.

Resulta paradójico que una especie de plasma humano, transmutador de la democracia, ¡ni su predecesor se atrevió a tanto, aunque las ideas las compartía!: ley mordaza, espionaje a otros partidos, indultador compulsivo, etc. tenga la responsabilidad última de resolver una complicadísima situación de la que en parte es responsable, ¿dialogando?

Lo que sí es cierto es que la voluntad de diálogo (parlamentario o no) se demuestra cuando no se necesita.

Si en su momento crearon el término de rodillo socialista, ellos fueron la apisonadora popular, pues algunos bebieron de y cultivaron siempre esa clara voluntad de diálogo franquista.

En resumen, conociendo a los interlocutores y sus equipos, deberemos esperar al 2-O y que sean los ciudadanos los que reflexionen, tras lo acontecido, sobre la calidad de sus políticos, qué intereses defienden, cuáles son sus objetivos y, sobre todo, cómo resuelven la situación a la que estos les han llevado.

El concepto de parque natural

Se entiende como parque aquello que sirve para el uso y disfrute de los animales humanos y por natural, que no ha intervenido la humanidad en su construcción.

Si juntamos ambas definiciones obtenemos un concepto adulterado que todo el mundo quiere visitar, en oposicion a un espacio protegido de los animales humanos.

Está de moda visitar un espacio de especial relevancia por sus características morfológicas, de flora y fauna existentes, así como por su extraordinaria rareza.

Si no hay responsabilidad por parte de la administración, prima el negocio, etc. se llega a las situaciones de adulteración e incluso destrucción de dichos lugares biológicamente significativos.

Hay una relación dialéctica entre el concepto de parque natural y los de curiosidad y egoísmo humanos.

Una falsa oposición entre conservación y los costes, como si su conservación supusiera una rémora y que debe autosostenerse.

Y ya que estamos hablando de economía hay otras dos hechos de suma importancia: no se ha invertido nada en su creación (se ha autosostenido) y sí, conservarlo significa protegerlo.

Sin ahondar mucho en la cuestión, la mejor manera de conservar un parque es no anunciar su existencia, colocar los famosos bolardos para impedir el acceso y sanciones adecuadas a los intrusos homininos.